Una reflexión
Sólo son las 9 de la mañana en Bolivia, pero nosotros (Stefan y Camila) estamos sentados en nuestra oficina a las tres de la tarde para participar un taller virtual de seis horas que se lleva a cabo en Santa Cruz.
Este taller es un paso importante para avanzar en el trabajo de campo planificado como parte del proyecto. El taller, sirve para presentar la idea de nuestro proyecto a los líderes de la comunidad local, para ampliar el alcance de posibles colaboraciones y para recopilar información sobre los principales problemas socio-ecológicos de las comunidades. Aunque nos alegramos de que se celebre el taller, hay una cierta tristeza porque, debido a la pandemia, no pudimos viajar a Bolivia y realmente nos hubiera gustado estar allí físicamente.
El evento tiene una pequeña parte informativa y un debate. Al principio del taller, presentamos el proyecto y a nosotros mismos. Tratando de ser lo más comprensible posible, nos referimos a nuestras experiencias de investigación anteriores en Bolivia y en Colombia. Después, asumimos el papel de oyentes en el taller (lo que no siempre es fácil debido a la mala calidad del sonido y a la escasa conexión a Internet) y tomamos notas sobre los debates. Es muy difícil percibir la comunicación no verbal entre los 17 participantes, así como comunicarse con ellos. La comunicación virtual no es la mejor manera de conocer e interactuar con la gente.