Mortiño y Uva Camarona: Cómo salvar dos especies de frutas silvestres nativas de la sobreexplotación en Colombia

Muchos agricultores locales alrededor del mundo generaron sus conocimientos mediante prácticas en interacción cotidiana con los ecosistemas y la biodiversidad. Estos conocimientos pueden proporcionar ideas clave para transformar la agricultura hacia un sistema más sustentable y resiliente (Šūmane et al. 2018).

Hoy quiero compartir un ejemplo de análisis de este tipo de conocimiento , publicado recientemente por uno de nuestros estudiantes de doctorado, Stefan Ortiz. Se remonta a un trabajo previo que ha realizado en Colombia con otros/as investigadores/as, donde estudiaron los factores socioculturales asociados a dos especies nativas de la alta montaña andina en los alrededores de Bogotá.

La región de Bogotá es interesante porque está rodeada de ecosistemas muy biodiversos. Sin embargo, está perdiendo cada vez más su diversidad biocultural a la par que aumenta la fragmentación entre las zonas urbanas y rurales.

Los nombres de las especies son Mortiño (Hesperomeles goudotiana) y Uva Camarona (Macleania rupestris). Sus frutos tienen un gran valor nutritivo y su sabor ácido da una deliciosa combinación con comidas dulces como los postres. Sirven como fuente de alimento no sólo para los humanos, sino también para aves y otros animales silvestres. Las plantas crecen espontáneamente en zonas boscosas, así como en los bordes de las carreteras y en los huertos. El cultivo de estas plantas no es común, ya que los pobladores locales consideran que éstas pertenecen al bosque y forman parte de la «naturaleza». Sin embargo, a veces se pueden encontrar en huertos o granjas, especialmente como parte de las cercas vivas. Debido a su adaptabilidad a una amplia gama de condiciones de cultivo, sus semillas se utilizan en proyectos de restauración ecológica de zonas degradadas.

 

En general, estas plantas forman parte de ecosistemas frágiles y amenazados por la expansión de la frontera agropecuaria, por lo que la recolección de sus frutos para uso humano o para su venta debe hacerse con cuidado. Cuando la tasa de recolección es superior a la regeneración natural, existe el peligro de una sobreexplotación de los frutos. Los agricultores lo saben, y los cosechan en pequeñas cantidades para el consumo doméstico. Pero cada vez más, las oportunidades de mercado están llevando la cosecha a un nivel insustentable.

Con todo, el redescubrimiento de estos frutos también puede ser positivo. La renovación de las prácticas y usos puede atraer más atención hacia estas especies y sus ecosistemas. Las generaciones más jóvenes y los habitantes de los centros urbanos pueden implicarse, conocerlos y así no se perderían los usos tradicionales.

Para entender la relación entre la comercialización, la conservación y la gestión sustentable de estas especies, el equipo de investigación identificó en primer lugar a los actores más relevantes. Éstos son los que están en contacto con las plantas desde la recolección hasta su destino final. El equipo de investigación visitó recolectores, mercados, restaurantes, etc. y entrevistó a 47 actores clave en la región de Bogotá. 

Las entrevistas mostraron que existe un potencial para renovar los usos de estas plantas y recuperar la memoria biocultural relacionada por medio de prácticas culinarias tanto en: zonas rurales como urbanas.

Esto podría lograrse interconectando las áreas de procesamiento, los mercados y las áreas de recolección. Lo que significa que la promoción de las oportunidades de mercado debería acompañarse de la concienciación sobre el riesgo de sobreexplotación de las plantas y ecosistemas.

Liborio Torres, a local knowledgeable person and inhabitant of rural Bogotá, harvests mortiño on a road in the Santa Bárbara village (Photo: Stefan Ortiz).

Así, los diferentes actores de los sistemas agroalimentarios entrevistados coinciden en que existe un alto riesgo de que la desconexión territorial de la recolección, los mercados y la transformación pueda dificultar la conservación de las especies estudiadas e impactar negativamente en los ecosistemas de origen.

Profundizando un poco más, el equipo de investigación encontró los siguientes tres problemas de fondo de la desconexión territorial de los mercados. En primer lugar, el valor económico se decide principalmente en términos monetarios; en segundo lugar, los mercados son cada vez menos conscientes de las relaciones socioecológicas territoriales de los productos; y en tercer lugar, el valor económico refleja principalmente la desconexión entre los mercados y los territorios de los que proceden los productos.

La reconexión territorial es posible cuando los propios actores que forman parte de la comercialización son conscientes del origen de los frutos, de los ecosistemas, de las prácticas tradicionales de recolección y del riesgo de sobreexplotación. Al observar el uso culinario de las frutas en las cocinas rurales y la forma en que se diseñan sus huertos y granjas, también queda claro que su uso debe pensarse no sólo en términos de consumidores urbanos, sino también en términos de la importancia biocultural de las especies en las zonas rurales.

El establecimiento de cadenas comerciales sustentables no es suficiente. Para una transformación realmente sustentable, es importante promover una mejor comunicación, colaboración y proximidad general entre los actores de los sistemas agrícolas y alimentarios. Esto es necesario tanto en las zonas rurales como en las urbanas para reconectar el consumo con las zonas de origen de las especies.

 "No todo en el campo tiene que ser comercializado"

Esta cita de un agricultor local muestra su consciencia de que su relación con la biodiversidad no consiste únicamente en ganar dinero con ella. Los agricultores también reconocen que la biodiversidad puede ser utilizada, primero por los animales y luego por los humanos. Su forma de pensar va más allá de «utilizar un fruto equivale a agotarlo» o «la única forma de conservar es no utilizarlo».

Por último, es fundamental promover la proximidad y la vinculación del consumidor con las especies y el territorio del que son originarias. Este proceso parte de reconocer que estas especies tienen una identidad como frutos silvestres de uso tradicional vinculados a los territorios rurales y a sus habitantes.

Reconociendo que el consumo está estrechamente ligado a la sustentabilidad local, es razonable que la recuperación de esta memoria biocultural pueda entenderse como una forma de diálogo urbano-rural sobre el uso y conocimiento de la agrobiodiversidad en los sistemas agroalimentarios de Bogotá. Y a partir de ahí, es posible generar una valoración más allá de las consideraciones económicas o monetarias.

Sources:

Ortiz, Stefan & Consuegra, Cristina & Hammen, María & Pérez, Darío. (2021). Perspectivas urbano-rurales sobre la circulación de dos frutos silvestres del bosque altoandino en sistemas agroalimentarios de Bogotá, Colombia | Urban-rural perspectives about the circulation of two wild berries of high-Andean forest in agri-food systems of Bogota, Colombia.

Šūmane, Kunda, Knickel, Strauss, Tisenkopfs, des Ios Rios, Rivera, Chebach, Ashkenazy (2018): Local and farmers’ knowledge matters! How integrating informal and formal knowledge enhances sustainable and resilient agriculture. Journal of Rural Studies.Volume 59: 232-241.
DOI 10.1016/j.jrurstud.2017.01.020.

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