Bolivia posee una gran diversidad cultural, biológica y una larga y reconocida historia de agricultura pre-colonial. Debido a  estas Bolivia es un país interesante para explorar empíricamente en concepto de Diversidad Biocultural. Adicionalmente, la actual Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (2009) menciona explícitamente la importancia de la Madre Tierra (Pachamama) como sustento del estado, así como también la importancia de las culturas ancestrales, de un desarrollo descolonizador, de la soberanía alimentaria y la resistencia al sistema alimenticio globalizado. Sin embargo, a pesar de este interesante contexto político y cultural del Estado Plurinacional, la agricultura campesina e indígena de Bolivia es cada vez más marginal, devaluada y carece de apoyo gubernamental. Al mismo tiempo, a pesar del enfoque político en los derechos de la Madre Tierra, Bolivia se encuentra entre los 4 países más deforestados de América del Sur, poniendo en riesgo a su diversidad biológica y los medios de vida de muchos pueblos indígenas.

En gran parte de Bolivia, las prácticas agrícolas bolivianas han evolucionado en tiempo y son actualmente hibridas a las técnicas contemporáneas que tienden a la intensificación. Es interesante sin embargo, que estos híbridos, mantienen varias prácticas, valores y creencias ligadas a la tierra, su equilibrio y la producción de alimentos. Estos diversos contextos, y la relación aun existente de los campesinos e indígenas con sus culturas tradicionales, genera preguntas sobre los modelos de agricultura, las relaciones socio-ecológicas que co-existen en estos sistemas como también su contribución a la sustentabilidad socio-ecológica.